María Jimena Duzán para la revista Semana entrevistó al rector de la Universidad de los Andes. Y hasta él afirma que la reforma propuesta por el gobierno no apunta hacia la calidad de la educación en ningún sentido, ni en estudiantes de calidad, ni profesores de calidad ni mucho menos infraestructura, bibliotecas, laboratorios y centros que brinden esa calidad. Asimiso afirma que el problema no está en lay sino en la perspectiva del país: "Y para eso no se necesita una ley, sino una política de Estado". Además cuenta como UNIANDES siendo una universidad privada se mantiene como una de las mejores de país y no es con los ECAES (Saber PRO) como ellos miden su calidad (como si lo hacen ciertas públicas) sino con los espacios que esta brinda para el fortalecimiento de la educación de calidad en la formación profesional: "Desde que llegué a la rectoría me di cuenta de que la universidad tenía que convertirse en una universidad de investigación y que eso requería de formación profesional. Para tener buena educación se necesitan buenos profesores. Cuando llegué, la universidad tenía un 30 por ciento de profesores con PhD; hoy tiene el 58 por ciento. Hoy tenemos 17 programas doctorales y 41 programas de maestrías. Fortalecimos el pregrado en el área de las humanidades. Hicimos una Facultad de Medicina con énfasis en la investigación y una Escuela de Gobierno. Para que eso se pudiera dar se necesitaba buena infraestructura no solo física, que es la que más se ve, sino infraestructura de bibliotecas, de comunicaciones"
M.J.D.: Evacuado ese tema, entremos en materia. Leyendo algunas opiniones suyas, me da la impresión de que usted está más en contra que a favor de la reforma educativa.
C.A.G.: No estoy en contra ni a favor. Más bien diría que estoy a favor de hacer una reforma a la Ley de Educación, porque han transcurrido 19 años desde que se hizo y ya es hora de que se reforme. Y en ese sentido, me parece que esta reforma no apunta con suficiente fuerza hacia la calidad de la educación, que es el tema más apremiante. La reforma no plantea incentivos para mejorar en ese campo. En el caso de la universidad pública, lo que uno debería buscar es un sistema de distribución de recursos que apunte hacia ese objetivo y que en lugar de ofrecer más dinero a las universidades que tuvieran más cupos, estos recursos los ataran a la calidad, por ejemplo, a la calidad de los estudiantes que reciben y a la calidad de los profesores.
M.J.D.: ¿Pero eso no afectaría la autonomía universitaria, tan defendida por la universidad pública?
C.A.G.: Claro que no. Mire, evidentemente la universidad pública necesita recursos del Estado, pero estos tienen que usarse eficazmente. Para ello es conveniente que se establezcan algunos indicadores, que podrían manejar internamente sin que por ello se afecte la autonomía universitaria. Por ejemplo, ¿qué tal un incentivo para disminuir la deserción, que en educación superior es cercana al 50 por ciento? Uno no podría pensar que el Estado asignara unos recursos a las universidades públicas dependiendo de la tasa de deserción.
M.J.D.: ¿Y a qué se debe esa deserción tan alta?
C.A.G.: A múltiples factores. En algunos casos hay un factor económico; en otros hay un problema de falta de consejería a los estudiantes y un vacío en pedagogía. Uno selecciona profesores con base en sus calidades académicas, pero eso no significa que sean unos buenos pedagogos.
M.J.D.: Volviendo a la reforma, en ella se plantea la posibilidad de que la empresa privada se alíe con las universidades. Muchos piensan que de esta forma se afecta también la autonomía universitaria.
C.A.G.: ¡Pero si es que para eso no se necesita hacer ninguna ley, porque eso ya está sucediendo tanto en la universidad pública como en la privada! Luis Carlos Sarmiento donó unos recursos muy importantes para un magnífico edificio a la Universidad Nacional y Julio Mario Santo Domingo hizo una donación a Los Andes. ¿En qué se afectó la autonomía universitaria? El sistema de educación superior más desarrollado del mundo es el norteamericano. Y uno ve que todas las universidades de buen nivel, llámense California, que es pública; Illinois, que también lo es, o Yale, Harvard o Princeton, todas reciben dineros de la industria. ¿Para qué? Para hacer investigación. ¿Eso afecta la autonomía de esas universidades? Por supuesto que no.
M.J.D.: ¿Y sobre las universidades con ánimo de lucro?
C.A.G.: Yo ahí tengo dos observaciones. La primera es que esas universidades ya existen. Son muy pocas las universidades privadas que somos sin ánimo de lucro. En ese sentido, lo que haría la ley es formalizar una situación que existe. Las universidades privadas con ánimo de lucro tienen además algunos inconvenientes. Gozan de unos programas de mercadeo muy eficaces, pero la calidad académica por lo general es baja y su tasa de deserción es más alta que la que tienen las universidades sin ánimo de lucro.
M.J.D.: Veo que no le gusta nada de lo que propone la reforma.
C.A.G.: Pienso que es una reforma bien intencionada que busca encontrar recursos en la empresa privada para la educación superior. Pero el problema es que no solo se necesitan recursos privados, sino también recursos públicos. Y los costos de la educación superior suben a una tasa mayor a la inflación.
M.J.D.: O sea que usted está de acuerdo con el rector Wasserman en su afirmación de que la universidad pública no puede sufragar los costos de la educación superior cuando los aportes que el Estado le da están atados a la inflación.
C.A.G.: Mire: Colombia tiene dos tipos de universidades, y la división no es entre universidades públicas y privadas, como muchos creen, sino entre universidades de buena calidad y las de baja calidad. Y en ese campo considero que la Universidad Nacional tiene una condición similar a la que tiene la Universidad de los Andes. Lo mismo puedo decir de la Universidad de Antioquia. Las universidades de alta calidad necesitan recursos superiores a la inflación.
M.J.D.: Sí, pero la diferencia es que ustedes se financian de recursos privados y las universidades públicas están financiadas por el Estado, y esos recursos están atados al aumento de la inflación.
C.A.G.: Es que yo no entiendo para qué se necesita una ley que fije un porcentaje de acuerdo a la inflación para la universidad pública. En ese sentido soy partidario de una mayor flexibilidad. Nosotros en la universidad privada no estamos atados a esa máxima. Y si queremos que mejore la calidad en la educación superior, hay que ser más flexible en ese tema. Y para eso no se necesita una ley, sino una política de Estado.
M.J.D.: Y entonces, según usted, ¿cual debería ser, a grandes rasgos, la reforma que nos podría servir?
C.A.G.: Yo preferiría una ley que estableciera una serie de puntos fundamentales, como una clasificación adecuada de universidades que permitiera la existencia de unas universidad que ofrecieran maestrías y posgrados; otras que ofrezcan solo pregrados, como hay en los Estados Unidos, y unos institutos tecnológicos muy buenos, porque en ese campo Colombia tiene un gran déficit.
M.J.D.: ¡Pero uno de los orgullos del presidente Uribe fue que quintuplicó los puestos en el SENA y abrió cursos de pregado!
C.A.G.: Uno no puede mirar la eficacia de una institución solo por números. Si yo digo que en Los Andes aumenté de uno a dos no estoy diciendo nada. Pero si digo que lo hice de uno a uno punto dos y que lo hice con calidad, sí estoy diciendo algo. En mi concepto, no se focalizaron los esfuerzos, y en lugar de concentrarse en preparar tecnólogos, el SENA terminó compitiendo con las universidades. ¡Eso no tiene ningún sentido! Todo ese presupuesto inmenso con que cuenta el SENA se dispersó. ¡Incluso hasta se pensó en trabajar en un doctorado!
M.J.D.: Siendo uniandina salí a protestar muchas veces a la calle. Sin embargo, me da la impresión de que los estudiantes no saben muy bien por qué están protestando.
C.A.G.: Yo soy demócrata y creo en la protesta y en el intercambio de opiniones, así sean diversas. Y creo que en esta ocasión la protesta se ha dado de manera pacífica, con excepción de una minoría. Pero le quiero confesar que yo nunca supe por qué estaban protestando los estudiantes. Ellos dicen que se va a afectar la autonomía universitaria, porque la industria le ayuda a la universidad en proyectos de investigación, pero eso no es cierto.
M.J.D.: Sorprendió su decisión de retirarse de la universidad cuando probablemente hubiera sido reelegido. ¿Por qué lo hizo?
C.A.G.: Por dos razones: la primera, porque la universidad está pasando por un muy buen momento y uno se debe retirar cuando las cosas están bien porque corre el riesgo de que le pase a uno lo que está pasando con los gobernantes que se quieren quedar en el puesto. Y la segunda razón es que uno debe dar ejemplo de relevo generacional. El año entrante celebraría mis bodas de diamante. Y me voy muy contento.
M.J.D.: Tremendo dardo el que le manda al expresidente Uribe. Ahora que recuerdo, usted se declaró en contra de esa reelección en una ceremonia de graduación. ¿No hubo uribistas que lo criticaran?
C.A.G.: Sí, lo dije públicamente. Yo he mantenido desde que estoy en la universidad la posición de no meterme en política. Rompí esa regla con la reelección del presidente Uribe, porque estaba en desacuerdo. Independientemente de la persona, creía que se iba a desinstitucionalizar el país, como de hecho sucedió. Y no, del gobierno nadie me dijo nada. Por el contrario, mucha gente me felicitó. Yo creo que en ese momento le presté un servicio al país.
M.J.D.: A los que no venimos hace rato nos impresionan los nuevos edificios… Se le nota el alma de ingeniero.
C.A.G.: Desde que llegué a la rectoría me di cuenta de que la universidad tenía que convertirse en una universidad de investigación y que eso requería de formación profesional. Para tener buena educación se necesitan buenos profesores. Cuando llegué, la universidad tenía un 30 por ciento de profesores con PhD; hoy tiene el 58 por ciento. Hoy tenemos 17 programas doctorales y 41 programas de maestrías. Fortalecimos el pregrado en el área de las humanidades. Hicimos una Facultad de Medicina con énfasis en la investigación y una Escuela de Gobierno. Para que eso se pudiera dar se necesitaba buena infraestructura no solo física, que es la que más se ve, sino infraestructura de bibliotecas, de comunicaciones. Todo esto ha llevado a que la Universidad de los Andes se haya ubicado en un sitio privilegiado no solamente en Colombia, sino en Latinoamérica.
M.J.D.: ¿No le preocupa que haya tantos funcionarios metidos en temas de corrupción que han estudiado en prestantes universidades, incluida la de Los Andes?
C.A.G.: Eso lo veo con grandísima preocupación y evidentemente habría que asumir la responsabilidad que nos toca. Creo que eso es producto de un deterioro ético del país. Yo ejercí la ingeniería durante muchos años antes de entrar a la rectoría y le puedo decir que ese mundo era absolutamente diferente a lo que existe hoy. Las firmas tradicionales de ingenieros desparecieron. Con decirle que yo, que lidié tantos años ese sector, ahora no conozco a ninguno de esos nuevos contratistas.
M.J.D.: Usted dijo en otra ceremonia de grado que ese deterioro ético había secuestrado hasta la justicia. ¿A qué se refería?
C.A.G.: Me referí al hecho de que no era posible que en el Consejo Superior de la Judicatura hubiera magistrados interesados en hacer una serie de nombramientos internos a manera de carrusel, para mejorar las pensiones. ¡Qué tal un litigante que es detenido en plena Corte Suprema de Justicia! ¡Qué tal la tutela que acaba de instaurar la exdirectora del DAS! Nosotros como universidad tenemos la responsabilidad de analizar estos casos muy detenidamente. Debemos preocuparnos cada día más por la formación ética y por involucrar a nuestros mejores profesionales a la justicia.
C.A.G.: No estoy en contra ni a favor. Más bien diría que estoy a favor de hacer una reforma a la Ley de Educación, porque han transcurrido 19 años desde que se hizo y ya es hora de que se reforme. Y en ese sentido, me parece que esta reforma no apunta con suficiente fuerza hacia la calidad de la educación, que es el tema más apremiante. La reforma no plantea incentivos para mejorar en ese campo. En el caso de la universidad pública, lo que uno debería buscar es un sistema de distribución de recursos que apunte hacia ese objetivo y que en lugar de ofrecer más dinero a las universidades que tuvieran más cupos, estos recursos los ataran a la calidad, por ejemplo, a la calidad de los estudiantes que reciben y a la calidad de los profesores.
M.J.D.: ¿Pero eso no afectaría la autonomía universitaria, tan defendida por la universidad pública?
C.A.G.: Claro que no. Mire, evidentemente la universidad pública necesita recursos del Estado, pero estos tienen que usarse eficazmente. Para ello es conveniente que se establezcan algunos indicadores, que podrían manejar internamente sin que por ello se afecte la autonomía universitaria. Por ejemplo, ¿qué tal un incentivo para disminuir la deserción, que en educación superior es cercana al 50 por ciento? Uno no podría pensar que el Estado asignara unos recursos a las universidades públicas dependiendo de la tasa de deserción.
M.J.D.: ¿Y a qué se debe esa deserción tan alta?
C.A.G.: A múltiples factores. En algunos casos hay un factor económico; en otros hay un problema de falta de consejería a los estudiantes y un vacío en pedagogía. Uno selecciona profesores con base en sus calidades académicas, pero eso no significa que sean unos buenos pedagogos.
M.J.D.: Volviendo a la reforma, en ella se plantea la posibilidad de que la empresa privada se alíe con las universidades. Muchos piensan que de esta forma se afecta también la autonomía universitaria.
C.A.G.: ¡Pero si es que para eso no se necesita hacer ninguna ley, porque eso ya está sucediendo tanto en la universidad pública como en la privada! Luis Carlos Sarmiento donó unos recursos muy importantes para un magnífico edificio a la Universidad Nacional y Julio Mario Santo Domingo hizo una donación a Los Andes. ¿En qué se afectó la autonomía universitaria? El sistema de educación superior más desarrollado del mundo es el norteamericano. Y uno ve que todas las universidades de buen nivel, llámense California, que es pública; Illinois, que también lo es, o Yale, Harvard o Princeton, todas reciben dineros de la industria. ¿Para qué? Para hacer investigación. ¿Eso afecta la autonomía de esas universidades? Por supuesto que no.
M.J.D.: ¿Y sobre las universidades con ánimo de lucro?
C.A.G.: Yo ahí tengo dos observaciones. La primera es que esas universidades ya existen. Son muy pocas las universidades privadas que somos sin ánimo de lucro. En ese sentido, lo que haría la ley es formalizar una situación que existe. Las universidades privadas con ánimo de lucro tienen además algunos inconvenientes. Gozan de unos programas de mercadeo muy eficaces, pero la calidad académica por lo general es baja y su tasa de deserción es más alta que la que tienen las universidades sin ánimo de lucro.
M.J.D.: Veo que no le gusta nada de lo que propone la reforma.
C.A.G.: Pienso que es una reforma bien intencionada que busca encontrar recursos en la empresa privada para la educación superior. Pero el problema es que no solo se necesitan recursos privados, sino también recursos públicos. Y los costos de la educación superior suben a una tasa mayor a la inflación.
M.J.D.: O sea que usted está de acuerdo con el rector Wasserman en su afirmación de que la universidad pública no puede sufragar los costos de la educación superior cuando los aportes que el Estado le da están atados a la inflación.
C.A.G.: Mire: Colombia tiene dos tipos de universidades, y la división no es entre universidades públicas y privadas, como muchos creen, sino entre universidades de buena calidad y las de baja calidad. Y en ese campo considero que la Universidad Nacional tiene una condición similar a la que tiene la Universidad de los Andes. Lo mismo puedo decir de la Universidad de Antioquia. Las universidades de alta calidad necesitan recursos superiores a la inflación.
M.J.D.: Sí, pero la diferencia es que ustedes se financian de recursos privados y las universidades públicas están financiadas por el Estado, y esos recursos están atados al aumento de la inflación.
C.A.G.: Es que yo no entiendo para qué se necesita una ley que fije un porcentaje de acuerdo a la inflación para la universidad pública. En ese sentido soy partidario de una mayor flexibilidad. Nosotros en la universidad privada no estamos atados a esa máxima. Y si queremos que mejore la calidad en la educación superior, hay que ser más flexible en ese tema. Y para eso no se necesita una ley, sino una política de Estado.
M.J.D.: Y entonces, según usted, ¿cual debería ser, a grandes rasgos, la reforma que nos podría servir?
C.A.G.: Yo preferiría una ley que estableciera una serie de puntos fundamentales, como una clasificación adecuada de universidades que permitiera la existencia de unas universidad que ofrecieran maestrías y posgrados; otras que ofrezcan solo pregrados, como hay en los Estados Unidos, y unos institutos tecnológicos muy buenos, porque en ese campo Colombia tiene un gran déficit.
M.J.D.: ¡Pero uno de los orgullos del presidente Uribe fue que quintuplicó los puestos en el SENA y abrió cursos de pregado!
C.A.G.: Uno no puede mirar la eficacia de una institución solo por números. Si yo digo que en Los Andes aumenté de uno a dos no estoy diciendo nada. Pero si digo que lo hice de uno a uno punto dos y que lo hice con calidad, sí estoy diciendo algo. En mi concepto, no se focalizaron los esfuerzos, y en lugar de concentrarse en preparar tecnólogos, el SENA terminó compitiendo con las universidades. ¡Eso no tiene ningún sentido! Todo ese presupuesto inmenso con que cuenta el SENA se dispersó. ¡Incluso hasta se pensó en trabajar en un doctorado!
M.J.D.: Siendo uniandina salí a protestar muchas veces a la calle. Sin embargo, me da la impresión de que los estudiantes no saben muy bien por qué están protestando.
C.A.G.: Yo soy demócrata y creo en la protesta y en el intercambio de opiniones, así sean diversas. Y creo que en esta ocasión la protesta se ha dado de manera pacífica, con excepción de una minoría. Pero le quiero confesar que yo nunca supe por qué estaban protestando los estudiantes. Ellos dicen que se va a afectar la autonomía universitaria, porque la industria le ayuda a la universidad en proyectos de investigación, pero eso no es cierto.
M.J.D.: Sorprendió su decisión de retirarse de la universidad cuando probablemente hubiera sido reelegido. ¿Por qué lo hizo?
C.A.G.: Por dos razones: la primera, porque la universidad está pasando por un muy buen momento y uno se debe retirar cuando las cosas están bien porque corre el riesgo de que le pase a uno lo que está pasando con los gobernantes que se quieren quedar en el puesto. Y la segunda razón es que uno debe dar ejemplo de relevo generacional. El año entrante celebraría mis bodas de diamante. Y me voy muy contento.
M.J.D.: Tremendo dardo el que le manda al expresidente Uribe. Ahora que recuerdo, usted se declaró en contra de esa reelección en una ceremonia de graduación. ¿No hubo uribistas que lo criticaran?
C.A.G.: Sí, lo dije públicamente. Yo he mantenido desde que estoy en la universidad la posición de no meterme en política. Rompí esa regla con la reelección del presidente Uribe, porque estaba en desacuerdo. Independientemente de la persona, creía que se iba a desinstitucionalizar el país, como de hecho sucedió. Y no, del gobierno nadie me dijo nada. Por el contrario, mucha gente me felicitó. Yo creo que en ese momento le presté un servicio al país.
M.J.D.: A los que no venimos hace rato nos impresionan los nuevos edificios… Se le nota el alma de ingeniero.
C.A.G.: Desde que llegué a la rectoría me di cuenta de que la universidad tenía que convertirse en una universidad de investigación y que eso requería de formación profesional. Para tener buena educación se necesitan buenos profesores. Cuando llegué, la universidad tenía un 30 por ciento de profesores con PhD; hoy tiene el 58 por ciento. Hoy tenemos 17 programas doctorales y 41 programas de maestrías. Fortalecimos el pregrado en el área de las humanidades. Hicimos una Facultad de Medicina con énfasis en la investigación y una Escuela de Gobierno. Para que eso se pudiera dar se necesitaba buena infraestructura no solo física, que es la que más se ve, sino infraestructura de bibliotecas, de comunicaciones. Todo esto ha llevado a que la Universidad de los Andes se haya ubicado en un sitio privilegiado no solamente en Colombia, sino en Latinoamérica.
M.J.D.: ¿No le preocupa que haya tantos funcionarios metidos en temas de corrupción que han estudiado en prestantes universidades, incluida la de Los Andes?
C.A.G.: Eso lo veo con grandísima preocupación y evidentemente habría que asumir la responsabilidad que nos toca. Creo que eso es producto de un deterioro ético del país. Yo ejercí la ingeniería durante muchos años antes de entrar a la rectoría y le puedo decir que ese mundo era absolutamente diferente a lo que existe hoy. Las firmas tradicionales de ingenieros desparecieron. Con decirle que yo, que lidié tantos años ese sector, ahora no conozco a ninguno de esos nuevos contratistas.
M.J.D.: Usted dijo en otra ceremonia de grado que ese deterioro ético había secuestrado hasta la justicia. ¿A qué se refería?
C.A.G.: Me referí al hecho de que no era posible que en el Consejo Superior de la Judicatura hubiera magistrados interesados en hacer una serie de nombramientos internos a manera de carrusel, para mejorar las pensiones. ¡Qué tal un litigante que es detenido en plena Corte Suprema de Justicia! ¡Qué tal la tutela que acaba de instaurar la exdirectora del DAS! Nosotros como universidad tenemos la responsabilidad de analizar estos casos muy detenidamente. Debemos preocuparnos cada día más por la formación ética y por involucrar a nuestros mejores profesionales a la justicia.
11 comentarios: on "Rector UNIANDES no ve calidad en ninguna parte de la Reforma del gobierno"
malparios de los andes se creen los mejores
por que insultar si se puede más bien aprender lo bueno, su perpectiva sin ser nuestro objetivo... gente con visión y menos corrupción es loq ue necesitan las universidades publcias de este pais como la UIS que se está cayendo a pedacitos en calidad y aun creemos que estudiamos en una de las mejores universidades del pais: FALSO. qué es el centic? un edificio con computadores, qué es HUMANIDADEs un edificio de 5 pisos de oficinas y tres de salones.... fijemosnos en eso y después si insultamos...
En parte la responsabilidad del deterioro en la UIS es por las sedes regionales, que sin tratar de ser desmotivador, sinceramente, dejan mucho que desear al ver la calidad de educación que prestan, la facilidad tan grande con que los estudiantes pasan sus materias y ademas que estan mas concentrados en ayudar las sedes que la propia UIS principal... Un ejemplo es que ahora puedan hacer introductorio cursando el grado 11, eso es ilógico; para entrar a una universidad se necesitan unos conocimientos previos, ahora entran primero los de las sedes que los que de verdad se esfuerzan por conseguir un cupo aca, y digamos la sede de Málaga es una payaseria, solo toman una o dos cervecitas con los profesores y ya 4.5, 5, 4.7; sinceramente eso lo desmotiva a uno como estudiante de la sede principal de la universidad
pero que ignorancia por favor, soy estudiante de sede y es una gran mentira, en nivel en las sedes es el mismo que en la central,para pasar en las sedes también hay demostrar conocimientos,el problema es que en la central se pasa es con el icfes y este no mide en realidad los conocimientos y por si no sabe las materias serias las dictan profesores de la central, ademas averigüe cuantos cum laudem y suma cum lauden han salido de estudiantes de sede y cuantos excelentes profesores de prestigio hay en la central que iniciaron su formación en alguna sede.
ademas que tiene que ver que excitan sedes eso no interviene en la calidad de la UIS porque si los estudiantes son malos pues sencillamente quedan PFU
eL COMPAÑERO PROPONE LO QUE PARA ÉL ES UN PROBLEMA, LO DE LAS SEDES. Y PUEDE SER QUE TENGA PARTE DE RAZÓN PORQUE NO PODEMOS NEGAR QUE GRAN PARTE DE LA VANAGLORIA QUE HA TENIDO EL RECTOR ACTUAL HA SIDO POR SU GESTION Y AMPLIACIÓN DE LAS SEDES EN CUANTO A PROGRAMAS Y ESO ALGÚN CHANCHULLO DEBE HABER. SIN EMBARGO EL PROBLEMA DE LA CENTRAL VA MUCHO MÁS ALLÁ... SI COMO DICEN LA CALIDAD DE LAS SEDES NO ES LA MEJOR PENSEMOS TODOS EN LA CALIDAD DE LA CENTRAL, ES LA MEJOR? YO LO DUDO MUCHO
Pues si tienen Cum Laudem o Summa Cum Laudems es porque para ustedes estudiantes de las sedes les queda mucho más fácil pues siempre terminan pasando las materias de los cuatro primero semestres que son las que mas porcentaje de cancelaciones y reprobaciones tienen en la central
jajaja como se nota q el del comentario anterior estudia industrial, los cuatro primeros serán los mas difíciles pero para los industriales porque para los electronicos, electricos y mecanicos lo fácil es el ciclo básico porq le que viene de ahí para adealante son materias dura, entonces no tiene validez su argumento.
En ningún momento dije que los primeros semestres fueran los más difíciles; pero si son los de mayor porcentaje de cancelaciones y reprobaciones pues la gente esta recién llegada a un ambiente totalmente diferente al que venían acostumbrados y el cambio es extremo; mientras que a pesar que los otros semestres que prosiguen son más complicados, la persona ya es conciente de cuanto tiempo debe invertir y cuanto esfuerzo debe realizar para poder aprobar materias de alto nivel
Soy estudiante de sede y en realidad me parece el el nivel de exigencia en las sedes es igual al de la central, pues de todas maneras aunque nosotros no entramos presentando las pruebas icfes debemos hacer un nivel introductorio, donde se deben mostrar resultados y pues si pasas es por que en realidad sabes, nadie ´pasa solo por que si, estas sedes son muy importantes por que si te pones a pensar hay mucha gente de la regiön que no tiene los suficientes recursos para irse de una vez ala central.
ademas el problema no esta en si se crean sedes o no el problema esta en que la universidad no esta contratando profesores de calidad con PhD, solo contrata gente mediocre... que no puede exigir por que no estan bien preparados.
otro de los puntos es que la plata que el gobierno aporta para la univerdidad se esta quedando en manos de otros y no se esta iinvirtiendo para el mejoramiento de nuestra educacion
Pues precisamente por lo de los profesores creo que debe referirse el compañero que dice del problema de las sedes, un conocido que estudia en una sede me dice que recibe clases de calculo por parte de un ingeniero recién graduado... esto es inaudito
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