Pasan los días y el paro universitario sigue. La presión al Gobierno es fuerte y tiene gran despliegue mediático, pero comienzan a aparecer elementos en contra de la consolidación del Movimiento Estudiantil. Si éste no revisa sus procedimientos y conceptos, la noble causa de hablar por la educación pública en Colombia puede irse en su contra y no sólo podrían perder el semestre académico, sino una valiosa oportunidad de crear reflexión social sobre el tema.
Estos son los aspectos que deben revisar detenidamente:
1) Revisar los liderazgos: Es significativo lo que se ha logrado en pocas semanas. Es primera vez, en la historia reciente, que se unen por una causa común los estudiantes de todas las universidades públicas. Se habla de 85 agrupaciones estudiantiles, y la opinión pública se confunde entre la Federación, la Asociación, la Organización, la MANE.... No hay un líder en el que se concentre la vocería. En la actualidad cualquiera habla y entre los mismos estudiantes se escuchan versiones diferentes.
2) Poner la educación en contexto: La educación superior es uno de los muchos rubros prioritarios que tiene que atender el Gobierno con un presupuesto, que siempre es escaso. Dar más dinero a la educación, es quitarlo a salud, pensiones, seguridad social, infraestructura... Claro que sostener la estructura de guerra cuesta demasiado, más que la misma educación; esa es una realidad histórica. Debe recordarse que mucha de esa inversión (o gasto), se ocasiona para evitar la violencia de grupos de izquierda que en ocasiones han encontrado eco en la misma universidad. Por fuerte e impactante que sea el argumento de los estudiantes, desmonta la inversión en Fuerzas Armadas es una situación que el país no está dispuesto a hacer.
3) Delimitar las peticiones: Manejar muchos mensajes y solicitudes dispersa a la opinión pública y distorsiona los objetivos del movimiento. Cuál de todos es: ¿no al ánimo de lucro?, ¿educación gratuita?, ¿más autonomía?, ¿no al crédito?, ¿no a Policía o Ejército dentro de los campus?, ¿hospital de la Universidad Nacional?, ¿Saber Pro?, ¿cámaras de seguridad?, ¿TLC?, ¿política minera?...
4) Unificar una propuesta: La sensación de que criticar es muy fácil y proponer es muy difícil, va haciendo eco entre la opinión pública. Si se quiere desconocer por completo la propuesta del Gobierno, el movimiento está en mora de presentar una contrapropuesta concreta, viable y con datos y proyecciones reales, que tenga la altura intelectual y técnica suficiente para confrontarla y buscar un punto medio. El Programa Mínimo Universitario es una lista de deseos pero no una propuesta concreta.
5) Responder a los llamados del MEN: La actitud orgullosa de no responder a la ministra simplemente porque ésta "los dejó plantados" en el debate en la Cámara, organizado por el Polo y el partido Verde no es suficiente. Ya fue claramente explicado que no asistió porque se le invitó sólo horas antes, y además de que era un debate-encerrona, en donde todos los citantes e invitados abiertamente le iban a dar palo. En cambio, para la opinión pública genera un mayor elemento de credibilidad el que la ministra y su viceministro estén atendiendo cualquier consulta sobre el tema, ante los medios de comunicación y por televisión, a cualquier estudiante que quiera preguntarles sobre la reforma. Independientemente del gobierno de turno, en Colombia se valora la posibilidad de diálogo, y el Presiente, Vicepresidente, ministra y viceministro la ha ofrecido y los estudiantes la han rechazado.
6) Revisar la radicalización del Movimiento: Aunque puede causar un impacto en la opinión pública y representar beneficios ideológicos iniciales, rechazar plenamente la reforma y desconocerla, va creando el concepto de que los estudiantes ni rajan ni prestan el hacha para solucionar el conflicto. Debe evaluarse que quien entra en conflicto así como puede ganar algo, también puede perder mucho: Credibilidad, unidad, semestre académico, dinero y respaldo popular.
7) Hablar con datos y no con deseos o pareceres: "Creemos", "nos parece", "no es justo"... son afirmaciones que quitan credibilidad a un proceso serio de negociación. El debate debe darse con datos concretos, conocimiento exacto de la Ley, sus procesos de apropiación y sus protagonistas. Las generalizaciones no ayudan y confunden más. Para la opinión pública no es claro si se está a favor o en contra de la Ley 30 y por qué?.
8) Conocer en detalle el proyecto: Muchos se han quedado con la primera y segunda versión del proyecto, pero no han detallado la última versión. Sobre ésa es que debe darse el debate.
9) Desmarcarse de la izquierda: La educación superior es una preocupación social, no sólo de la izquierda. Muchos académicos de centro y derecha comparten las reflexiones de los estudiantes pero no el conocido discurso de la izquierda que lo acompaña (neoliberalismo, privatización, imperialismo, crímenes de Estado...). También hay argumentadas opiniones contra la reforma entre personas que no quieren verse alineadas en el mismo bando del Polo Democrático Alternativo y del Partido Comunista, y que piensan que posiciones como las de Piedad Córdoba, Aurelio Suárez y Carlos Gaviria son más políticas y oportunistas que realmente propositivas. Por su parte, los esfuerzos de Carlos Andrés Amaya y Angela María Robledo, representantes a la Cámara por el Partido Verde, más allá de golpes de opinión y rabietas con su propio partido, difícilmente se convertirán en votos contra la reforma en el Congreso.
10) Cero vandalismo: El movimiento debe ser enfático y explícito en el rechazo a las manifestaciones de violencia que salgan de estudiantes o infiltrados como estudiantes que pretendan aprovechar las protestas para realizar actos de anarquía y destrucción de mobiliario urbano y propiedades privadas y gubernamentales. La aparición de explosivos dentro de un campus universitario acerca la protesta al terrorismo y no al diálogo. Los medios registran estos actos y difícilmente la creatividad y pacifismo que puede haber en la mayoría de manifestaciones. Declararse víctimas del Estado cuando las imágenes muestran a personas que siendo o no estudiantes se enfrentan con la Policía que protege vitrinas comerciales, no ayuda.
11) Cuidado con la opinión pública: Con el paso de los días el movimiento pierde titularidad en los medios de comunicación. Las elecciones del 30 de octubre, el reinado de Cartagena, el TLC, el fútbol profesional, la llegada de fin de año y otros temas distraerán la opinión pública, que varía fácilmente de opinión, con un gobierno que tiene la mayoría en el Congreso y la aparición de cada vez más columnas de opinión que critican la negligencia al diálogo del Movimiento y su protesta. Debe sumarse a esto, las miles de familia de bachilleres que buscan cupo en las universidades públicas para 2012-1 y que se irían en su contra si se comienzan a cancelar semestres académicos y estas universidades no pueden asegurarles el inicio de clases.
12) La época electoral: Muchos congresistas guardan silencio para defender la reforma -los de la Unidad Nacional- para no afectar la opinión y posibles votos de sus candidatos a concejos, alcaldías y gobernaciones. El tema de la educación superior se entiende como un problema de gobierno central y no de municipios ni departamentos, y por ello mejor guardan silencio... por lo menos hasta el 30 de octubre.
13) El paso del tiempo: Si los motivos de la protesta no están lo suficientemente identificados y argumentados, si no hay una estructura financiera que la soporte y la opinión pública no se voltea, el Movimiento puede resistir. De lo contrario, el paso de los días la desgastarán y la ciudadanía se agotará y volverá en contra por los bloqueos a las vías, los grafitis y la negativa al diálogo.
14) La división y el desmoronamiento interno: Lograr la unidad conceptual con tantos líderes es difícil. Muchos hablan según como les va en su experiencia universitaria y las declaraciones a los medios muestran versiones diferentes: ¿gratuitad total o casi total?, ¿crédito sin intereses o a más plazo?, ¿acreditación sí o no?...
15) Los padres de familia: ¿Hasta cuándo resistirán que sus hijos estén sin hacer nada? No pueden trabajar porque en cualquier momento podrían regresar a clases y corren el riesgo de perder todo un semestre académico. Los colombianos son amigos de un mal arreglo a un buen conflicto. Muchos padres incidirán en que sus hijos moderen sus ánimos y no pierdan la oportunidad que actualmente tienen de poder asistir a una universidad pública.
16) Cuidado con servir los intereses de terceros. Especialmente de rectores y profesores que, por la espalda, apoyan el movimiento pero pocos lo hacen públicamente. En últimas, ellos tienen sus contratos y statu quo asegurado y si el Movimiento se extingue, son los estudiantes los que se desgastan y ellos no.
17) Definir el rol de la universidad privada. Se habla y protesta también a nombre de la universidad privada. Las que han participado es por cuenta de unos pocos estudiantes que, incluso si están identificados ideológicamente, lo hacen por moda, pero no a nombre de la Institución. Además, ellos siguen en sus clases y no corren el riesgo de perder el semestre. En esta lista debe revisarse el rol del SENA y la participación de colegiales. El caso colombiano tiene algunos parecidos con el chileno, pero es una situación diferente en su raíz.
18) No medir el impacto económico del paro. En un país que sufre con el invierno, con altos niveles de pobreza y corrupción, permitir el mensaje de que se pierden 10.700 millones de pesos diarios por el paro, impacta negativamente a la opinión pública, mucho más cuando sus protagonistas son quienes han tenido el privilegio de educarse en la universidad. Hallar formas pacíficas y productivas de protestas sería un gran avance.
Perder este semestre aumentará aún más la estrechez de recursos. El Estado puede demostrar que ha cumplido sus aportes de Ley (independientemente de que estos sean pocos o muchos), y también puede demostrar que por el mismo paro, los estudiantes podrían estar impidiendo que más colombianos entren a la educación superior y se pueda invertir en calidad, y que, además, son los mismos estudiantes que actualmente protestan los que no están haciendo caso a sus propios rectores de continuar actividades y permitir un análisis argumentado y a tiempo en el Congreso, para que puedan llegar los recursos adicionales prometidos para 2012.
Estos son los aspectos que deben revisar detenidamente:
1) Revisar los liderazgos: Es significativo lo que se ha logrado en pocas semanas. Es primera vez, en la historia reciente, que se unen por una causa común los estudiantes de todas las universidades públicas. Se habla de 85 agrupaciones estudiantiles, y la opinión pública se confunde entre la Federación, la Asociación, la Organización, la MANE.... No hay un líder en el que se concentre la vocería. En la actualidad cualquiera habla y entre los mismos estudiantes se escuchan versiones diferentes.
2) Poner la educación en contexto: La educación superior es uno de los muchos rubros prioritarios que tiene que atender el Gobierno con un presupuesto, que siempre es escaso. Dar más dinero a la educación, es quitarlo a salud, pensiones, seguridad social, infraestructura... Claro que sostener la estructura de guerra cuesta demasiado, más que la misma educación; esa es una realidad histórica. Debe recordarse que mucha de esa inversión (o gasto), se ocasiona para evitar la violencia de grupos de izquierda que en ocasiones han encontrado eco en la misma universidad. Por fuerte e impactante que sea el argumento de los estudiantes, desmonta la inversión en Fuerzas Armadas es una situación que el país no está dispuesto a hacer.
3) Delimitar las peticiones: Manejar muchos mensajes y solicitudes dispersa a la opinión pública y distorsiona los objetivos del movimiento. Cuál de todos es: ¿no al ánimo de lucro?, ¿educación gratuita?, ¿más autonomía?, ¿no al crédito?, ¿no a Policía o Ejército dentro de los campus?, ¿hospital de la Universidad Nacional?, ¿Saber Pro?, ¿cámaras de seguridad?, ¿TLC?, ¿política minera?...
4) Unificar una propuesta: La sensación de que criticar es muy fácil y proponer es muy difícil, va haciendo eco entre la opinión pública. Si se quiere desconocer por completo la propuesta del Gobierno, el movimiento está en mora de presentar una contrapropuesta concreta, viable y con datos y proyecciones reales, que tenga la altura intelectual y técnica suficiente para confrontarla y buscar un punto medio. El Programa Mínimo Universitario es una lista de deseos pero no una propuesta concreta.
5) Responder a los llamados del MEN: La actitud orgullosa de no responder a la ministra simplemente porque ésta "los dejó plantados" en el debate en la Cámara, organizado por el Polo y el partido Verde no es suficiente. Ya fue claramente explicado que no asistió porque se le invitó sólo horas antes, y además de que era un debate-encerrona, en donde todos los citantes e invitados abiertamente le iban a dar palo. En cambio, para la opinión pública genera un mayor elemento de credibilidad el que la ministra y su viceministro estén atendiendo cualquier consulta sobre el tema, ante los medios de comunicación y por televisión, a cualquier estudiante que quiera preguntarles sobre la reforma. Independientemente del gobierno de turno, en Colombia se valora la posibilidad de diálogo, y el Presiente, Vicepresidente, ministra y viceministro la ha ofrecido y los estudiantes la han rechazado.
6) Revisar la radicalización del Movimiento: Aunque puede causar un impacto en la opinión pública y representar beneficios ideológicos iniciales, rechazar plenamente la reforma y desconocerla, va creando el concepto de que los estudiantes ni rajan ni prestan el hacha para solucionar el conflicto. Debe evaluarse que quien entra en conflicto así como puede ganar algo, también puede perder mucho: Credibilidad, unidad, semestre académico, dinero y respaldo popular.
7) Hablar con datos y no con deseos o pareceres: "Creemos", "nos parece", "no es justo"... son afirmaciones que quitan credibilidad a un proceso serio de negociación. El debate debe darse con datos concretos, conocimiento exacto de la Ley, sus procesos de apropiación y sus protagonistas. Las generalizaciones no ayudan y confunden más. Para la opinión pública no es claro si se está a favor o en contra de la Ley 30 y por qué?.
8) Conocer en detalle el proyecto: Muchos se han quedado con la primera y segunda versión del proyecto, pero no han detallado la última versión. Sobre ésa es que debe darse el debate.
9) Desmarcarse de la izquierda: La educación superior es una preocupación social, no sólo de la izquierda. Muchos académicos de centro y derecha comparten las reflexiones de los estudiantes pero no el conocido discurso de la izquierda que lo acompaña (neoliberalismo, privatización, imperialismo, crímenes de Estado...). También hay argumentadas opiniones contra la reforma entre personas que no quieren verse alineadas en el mismo bando del Polo Democrático Alternativo y del Partido Comunista, y que piensan que posiciones como las de Piedad Córdoba, Aurelio Suárez y Carlos Gaviria son más políticas y oportunistas que realmente propositivas. Por su parte, los esfuerzos de Carlos Andrés Amaya y Angela María Robledo, representantes a la Cámara por el Partido Verde, más allá de golpes de opinión y rabietas con su propio partido, difícilmente se convertirán en votos contra la reforma en el Congreso.
10) Cero vandalismo: El movimiento debe ser enfático y explícito en el rechazo a las manifestaciones de violencia que salgan de estudiantes o infiltrados como estudiantes que pretendan aprovechar las protestas para realizar actos de anarquía y destrucción de mobiliario urbano y propiedades privadas y gubernamentales. La aparición de explosivos dentro de un campus universitario acerca la protesta al terrorismo y no al diálogo. Los medios registran estos actos y difícilmente la creatividad y pacifismo que puede haber en la mayoría de manifestaciones. Declararse víctimas del Estado cuando las imágenes muestran a personas que siendo o no estudiantes se enfrentan con la Policía que protege vitrinas comerciales, no ayuda.
11) Cuidado con la opinión pública: Con el paso de los días el movimiento pierde titularidad en los medios de comunicación. Las elecciones del 30 de octubre, el reinado de Cartagena, el TLC, el fútbol profesional, la llegada de fin de año y otros temas distraerán la opinión pública, que varía fácilmente de opinión, con un gobierno que tiene la mayoría en el Congreso y la aparición de cada vez más columnas de opinión que critican la negligencia al diálogo del Movimiento y su protesta. Debe sumarse a esto, las miles de familia de bachilleres que buscan cupo en las universidades públicas para 2012-1 y que se irían en su contra si se comienzan a cancelar semestres académicos y estas universidades no pueden asegurarles el inicio de clases.
12) La época electoral: Muchos congresistas guardan silencio para defender la reforma -los de la Unidad Nacional- para no afectar la opinión y posibles votos de sus candidatos a concejos, alcaldías y gobernaciones. El tema de la educación superior se entiende como un problema de gobierno central y no de municipios ni departamentos, y por ello mejor guardan silencio... por lo menos hasta el 30 de octubre.
13) El paso del tiempo: Si los motivos de la protesta no están lo suficientemente identificados y argumentados, si no hay una estructura financiera que la soporte y la opinión pública no se voltea, el Movimiento puede resistir. De lo contrario, el paso de los días la desgastarán y la ciudadanía se agotará y volverá en contra por los bloqueos a las vías, los grafitis y la negativa al diálogo.
14) La división y el desmoronamiento interno: Lograr la unidad conceptual con tantos líderes es difícil. Muchos hablan según como les va en su experiencia universitaria y las declaraciones a los medios muestran versiones diferentes: ¿gratuitad total o casi total?, ¿crédito sin intereses o a más plazo?, ¿acreditación sí o no?...
15) Los padres de familia: ¿Hasta cuándo resistirán que sus hijos estén sin hacer nada? No pueden trabajar porque en cualquier momento podrían regresar a clases y corren el riesgo de perder todo un semestre académico. Los colombianos son amigos de un mal arreglo a un buen conflicto. Muchos padres incidirán en que sus hijos moderen sus ánimos y no pierdan la oportunidad que actualmente tienen de poder asistir a una universidad pública.
16) Cuidado con servir los intereses de terceros. Especialmente de rectores y profesores que, por la espalda, apoyan el movimiento pero pocos lo hacen públicamente. En últimas, ellos tienen sus contratos y statu quo asegurado y si el Movimiento se extingue, son los estudiantes los que se desgastan y ellos no.
17) Definir el rol de la universidad privada. Se habla y protesta también a nombre de la universidad privada. Las que han participado es por cuenta de unos pocos estudiantes que, incluso si están identificados ideológicamente, lo hacen por moda, pero no a nombre de la Institución. Además, ellos siguen en sus clases y no corren el riesgo de perder el semestre. En esta lista debe revisarse el rol del SENA y la participación de colegiales. El caso colombiano tiene algunos parecidos con el chileno, pero es una situación diferente en su raíz.
18) No medir el impacto económico del paro. En un país que sufre con el invierno, con altos niveles de pobreza y corrupción, permitir el mensaje de que se pierden 10.700 millones de pesos diarios por el paro, impacta negativamente a la opinión pública, mucho más cuando sus protagonistas son quienes han tenido el privilegio de educarse en la universidad. Hallar formas pacíficas y productivas de protestas sería un gran avance.
Perder este semestre aumentará aún más la estrechez de recursos. El Estado puede demostrar que ha cumplido sus aportes de Ley (independientemente de que estos sean pocos o muchos), y también puede demostrar que por el mismo paro, los estudiantes podrían estar impidiendo que más colombianos entren a la educación superior y se pueda invertir en calidad, y que, además, son los mismos estudiantes que actualmente protestan los que no están haciendo caso a sus propios rectores de continuar actividades y permitir un análisis argumentado y a tiempo en el Congreso, para que puedan llegar los recursos adicionales prometidos para 2012.
Oct 22/11
2 comentarios: on "Los retos que afronta el movimiento estudiantil, si no quiere diluirse en su protesta"
q pena, qué o quién es eso de "El Observatorio". De qué personas sale este "análisis"?
Que carajos importa de quien es el análisis si mas bien nos organizáramos Creo que esto tendría una acogida mayor, mientras no lo hagamos.. los esfuerzos seguirán siendo vanos..
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