martes, 9 de noviembre de 2010

Regresan los disturbios a la U. de Antioquia

Regresan los disturbios a la U. de Antioquia

Por: Juan David Montoya
Al parecer, son políticas las razones que derivaron en disturbios.

Ni un mes de aparente calma tuvo la Universidad de Antioquia tras el más prolongado cierre de su historia reciente. Aunque la venta de drogas disminuyó considerablemente, las ventas informales y las tensiones no. Así quedó comprobado con los hechos del martes, cuando encapuchados lanzaron papas bomba, destruyeron una cámara de seguridad y sustrajeron equipos tecnológicos con los que el personal de seguridad verificaba la controvertida Tarjeta Integrada Personal (TIP).

La puesta en funcionamiento de esta tarjeta de identificación fue el detonante para que la Fuerza Pública y estudiantes se enfrentaran el 15 de septiembre. El martes, al igual que entonces, la Policía Antimotines incursionó en el campus universitario. La universidad se paralizó.

La crisis, como se escuchó por los pasillos del Alma Máter, “dejó muchas heridas abiertas”. El director del Instituto de Estudios Políticos de la universidad cree que detrás habría una pugna política entre el gobernador de Antioquia, Luis A. Ramos, y el rector Alberto Uribe Correa, la carrera a las elecciones para la Alcaldía de Medellín, el controversial nombramiento del decano de la Facultad de Odontología y una desatención presupuestal: a la fecha la Gobernación sólo ha desembolsado $8.000 millones de los $18.000 millones que a noviembre debió haberle girado a la universidad.

¿Hay resaca del 15 de septiembre?

Dejó muchos resentimientos. El reto es saber si la gente es sensata y decide atemperarlos, pues vale más la universidad abierta que cerrada. ¿A quién darle la razón? ¿Al gobernador, para que tumbe al rector o para que tome radicales medidas de fuerza?

¿Está estigmatizado el claustro?

Que no sean tan vulgares de hacer de la universidad una causa política. Sólo los miserables hacen mella de los problemas de los otros. Hablo específicamente de las recientes palabras de Luis Pérez Gutiérrez, pues los políticos no están para exacerbar problemas sociales, sino para solucionarlos. El ex alcalde de Medellín, de nuevo en campaña, ex rector además, insultó a la universidad. Es una miserableza moral y política que una persona como esta sea capaz de decir en los medios de comunicación que la peor olla de Medellín es la U. de Antioquia. Nunca me había sentido tan humillado por un político.

¿Lo harán para ganar votos?

Por supuesto. El gobernador Ramos hace lo mismo, pero de una forma más decente. En los últimos días le ha bajado el tono porque ha visto que el riesgo político de mantener una universidad pública cerrada es muy costoso. Cualquiera que quiera hablar de los problemas que hay en Antioquia ya no habla de la Comuna 13 sino de la Universidad. Es un secreto a voces que entre el Rector Alberto Uribe Correa y el Gobernador Ramos hay una fuerte disputa… Y con otra gente cercana al gobernador. Indudablemente detrás de esos roces hay una pelea política entre grupos políticos. La universidad no deja de ser una institución bastante representativa para cualquiera de ellos.

¿Cómo ve usted el hecho de que la Gobernación le exija seguridad a la universidad cuando no le ha cumplido económicamente durante este año?

Una elemental y simple respuesta: eso es chantaje por vía de presupuesto. No puedo dar otra explicación. La universidad de ahora opera bajo un modelo bastante populista de ampliar cupos sin dar más recursos. Uno puede afirmar que, por cuenta de esta política gubernamental, hay ahora un hacinamiento. Ninguna universidad privada se metería en un tropel así.

¿Son representativos los problemas de la universidad comparados con los del resto de la ciudad?

La Universidad no es un barrio ni una comuna. Cada día transcurren 15 mil personas y los problemas de orden público no son tan graves. Hay que tener en cuenta que en la universidad no hay policía, ni agentes armados. Hay gente que tiende a pensar que son más graves los hechos recientes que la historia. Esta es la primera universidad del país en investigación, atiende a 35 mil estudiantes en 9 sedes regionales. Aquí estudian muchachos que pertenecen a más de 30 mil familias que ven en ellos una posibilidad de ascenso social, de redención económica. Ese valor social de la universidad no se puede perder por el hecho de que tengamos problemas.

¿De qué manera entender la autonomía universitaria? ¿Es la autonomía extraterritorialidad?

Uno es autónomo pero no independiente. Estas son cosas muy distintas. Por fortuna, en la universidad tenemos la ventaja de que sabemos distinguir entre la autonomía científica, deliberativa, crítica, y lo que es la autonomía territorial.

Tras la crisis, ¿no queda el rector en una situación bastante incómoda frente a los estudiantes por una parte y, por otro lado, frente a sus superiores políticos?

Es una situación muy difícil. En la universidad hay un problema de gobernabilidad que solo puede solucionarse con acuerdos desde adentro, que atemperen la agresividad proveniente desde afuera y que está resistiendo la universidad. Obviamente hay que decirle también al señor gobernador que atempere su agresividad pues lo que sigue puede ser más riesgoso.


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